El Fenómeno del Niño es un patrón climático que se presenta cada 2-7 años mostrando un aumento en la temperatura y el nivel del mar en el Océano Pacífico ecuatorial.
Este fenómeno ha afectado notablemente la agricultura Chilena. El impacto varía dependiendo de la localización y el tipo de cultivo. Las zonas septentrionales pueden ser beneficiadas por esta inclinación de temperatura, mientras que las zonas sur del país experimentan temperaturas más altas de lo normal, condiciones extremas en cantidad de lluvias o sequías, lo que causa notables perjuicios al cultivo.
La producción de hortalizas de este país no se ve libre de este problema, la escasez de agua en periodos de sequía y temperaturas altas afectan la producción de la misma, como lo es la lechuga, la cebolla, los calabacines, los tomates, los alcachofas, entre otros.
beneficiadas por el fenómeno
Es importante recordar que durante estos periodos las zonas bajas como la ciudad de Santiago sufren aún más esta tendencia al calor, así los cultivos de hortalizas no se vean afectados de forma tan extrema.
Adicionalmente la industria pesquera chilena ha sufrido mucho durante estos episodios provocados por el Fenómeno del Niño. La escasez de alimento para los peces afecta a la cantidad y tamaño de las capturas de las pesquerías.
La reducción de recursos genera un impacto en el PIB Chileno, debido a la falta de capturas y variedad de recursos durante estas épocas, el gobierno chileno ha tomado recomendaciones y medidas para prepararse ante futuros Fenómenos del Niños.
pérdidas agrícolas en Chile
Una de cabecera de estas iniciativas está a cargo de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), que años atrás, asignó un millón de hectáreas de bosques nativos en zonas costeras del país, para refugiar a numerosas especies marinas.
proteger los recursos
La conservación de hábitat es fundamental para la prevención de fenómenos climáticos y para eso el Ministerio de Medio Ambiente de Chile (MMA) cuenta con un Programa de Vigilancia, Prevención y Monitoreo, para la prevención de los efectos nocivos de estos eventos.
Las autoridades recomiendan, en conjunto con los agricultores, una adecuada gestión de los recursos. Estos deben administrarse siguiendo criterios como profundidad e intensidad de riego, fertilización y asistencia técnica.
Redactado por Sandra Anderson · Imagenes aportadas por pexels.com